miércoles, 21 de diciembre de 2011

Vivir sin vida


Y tener que seguir viviendo
cuando lo que en realidad quiero es encomendar mi alma a Hades.

Y tener que levantarme cada mañana
cuando lo que en realidad quiero es nadar en las oscuras aguas del Inframundo.

"¿Para qué pensar?" Dice la mente.
"¿Para qué sentir?" Dice el corazón
¿Para qué seguir viviendo si lo que ansío
es que por mis venas deje de latir ese néctar rosado
que los seres que habitan la noche tanto desean?

Vivir sin vida, eso es lo que hago.


lunes, 5 de diciembre de 2011

Lo siento.

Me gustaría poder decirte al oído lo mucho que lo siento.

Sé que en estos momentos soy la última persona a la que quisieras ver,
sé que ahora mismo todo tu ser me odia
y lo peor es que lo entiendo.

No sé qué hacer para que todo ese malestar
que hay en tu alma desaparezca por completo.

Me gustaría tener el valor suficiente para decirte que tengo miedo.
Miedo, sí, miedo.
Pero, ¿a qué?
Realmente no tengo ni idea,
solo sé que tengo mucho miedo.

No espero que lo entiendas,
ni tampoco justificar mis actos con cuatro simples palabras,
ni que me perdones de alguna forma...

Solo espero que nunca me olvides,
que recuerdes todo el tiempo vivido juntos.

Solo te pido eso,
que nunca me olvides.

Yo, por mi parte,
ni siquiera tendré que esforzarme en recordarte.

Sigue feliz.

Sigue feliz y que nada te pare en este camino tan locamente empedrado que es la vida.


sábado, 19 de noviembre de 2011

Tenerte aquí, conmigo.

Anochecía y solo la oscuridad era testigo de nuestro lenguaje.

Besos y miradas que se confundían entre nosotros.

Y con besos y miradas acurrucarme entre tus brazos,
oír los fuertes latidos de tu corazón
que se acompasaban con los míos.

Nuestros corazones saltaban queriendo formar uno solo.

Te abracé aún más fuerte para intentar relajarme,
pero me fue imposible.

Pues moría de alegría por tenerte aquí,
conmigo.


miércoles, 2 de noviembre de 2011

Algún día tendrá que cambiar

Despertar después de una noche de mal sueño.

Levantarse sin ganas de hacer nada.

Llegar a la cocina y tomar la cafeína necesaria para afrontar la cruda realidad de un nuevo día.

Sin levantar del todo los párpados, guiarse a tientas y arrastrar los pies hasta llegar al baño, donde le espera una ducha en inicio fría para poder despejarse.

Se mete a la ducha y tras el primer gritito desesperado opina que ya es hora del agua caliente.

Se viste sin saber qué es exactamente lo que se ha puesto.

Se calza sus comodísimas deportivas y acomoda los vaqueros encima de ellas.

Se mira de arriba abajo antes de peinarse.

"No es lo que la sociedad espera encontrar", parece decirle su reflejo.
"Pero es lo que yo quiero", argumenta contra él.

Se peina cuidadosamente su largo pelo moreno sobre la camiseta negra que cubre su pecho.

Más despejada va hacia su habitación y la adecenta sin tener un motivo claro de por qué ha de hacerlo todos las mañanas.

Vuelve al baño. Se mira la cara y decide maquillarse un poco. Se hace la línea negra y estrena la máscara de pestañas.

Finalizado el arreglo, se mira de nuevo de arriba abajo, sabiendo que algún día tendrá que cambiar y no por gusto.

Su reflejo, sabiendo que ese día está muy lejos aún, le regala un beso y le desea un feliz día.

Acomoda la mochila a su espalda y sale al mundo, esperando que éste tenga un poco de piedad y la quiera tal y como es.

Que la quiera a ella.


martes, 25 de octubre de 2011

No sé qué día ni a qué hora

Se conocieron.
No sé qué día ni a qué hora.

Ella los treinta los dejó atrás hace varios años.
Él pronto llegará a la treintena.

Ella, con su felicidad en el bolsillo, iba buscando amores.
Él, con su corazón guardado, llevaba la alegría por destino.

No sé qué día ni a qué hora, el sino quiso que sus vidas se unieran.

Fueron muchas, muchas horas las que pasaron sin poder ver su reflejo en los ojos del otro.

Pero un día,
no sé qué día ni a qué hora,
ni si hacía frío o calor,
unos labios rozaron los labios de ella,
unos labios besaron los de él.

¡Cuánto amor contenido en un beso profundo y bello!
¡Cuántas horas sus vidas estuvieron solas!

Por fin encontraron lo que tanto ansiaban descubrir.

Él encontró la alegría junto a ella.
Ella un amor como ningún otro junto a él.

Y ahora,
no sé qué día ni a qué hora,
decidieron unir sus vidas.
Como el destino había predicho.

Ya no habrá más él.
Ya no habrá más ella.

Ahora es el tiempo de los dos.


viernes, 21 de octubre de 2011

La flor más bella

Alguien me dijo una vez
que tener miedo a las espinas
es tener miedo a la flor más bella,
a la hermosa rosa.

Otros la utilizan para cortejar
a las damas que por su lado pasan.

Y otros,
simplemente,
huelen su intenso aroma.



jueves, 20 de octubre de 2011

¿Cuándo,¡dime!?

Una noche más esa imperiosa necesidad de tenerte cerca me ha desvelado.
¿Cuándo podré enredarme con tus brazos?
¿Cuándo podré sentir el palpitar de tu pecho a mi oído?
¡¿Cuándo?!
¡Dime!

Abrazo a la almohada casi ahogándome
y con tanta tensión me duermo de nuevo.

Eso sí, solo hasta que aparezcas en mis sueños de nuevo.



viernes, 5 de agosto de 2011

Tan sólo un día más...

Y me despierta el primer rayo de sol.

Aturdida me levanto.
De camino al sofá me doy cuenta
de que desde que ya no estás
los días son mas largos
carecen de sentido
...

Parece que la cama me esta llamando.
Voy en su auxilio;
pues desde que ya no estás,
mis días son rutinarios.

viernes, 29 de julio de 2011

Vivo solo para ti

Cada día tengo más ganas de abrazarte...

¡¡¿ES QUE NO TE DAS CUENTA?!!

Espero con ansia el día que por fin pueda tenerte entre mis brazos y rozar tu cuerpo...

Y que mis labios rocen tus labios...

Y oir esas dos palabras...

Espero con ansia ese amanecer...

Vivo solo para ese amanecer...

Vivo solo para ese dia...

Vivo solo para TI.


Me llaman Loca

Me llaman loca por no entender mi forma de vida.
Me llaman loca por estar siempre feliz.
Me llaman loca por vivir el momento.
Loca por querer ser siempre fiel a mis pensamientos.
Loca por estar ahi siempre por y para todos.
Loca por esperar hasta deseperarme.
Me llaman loca por vivir con ilusión.
Me llaman loca por no tener vergüenza.
Loca por decir siempre lo que pienso y siento.
Loca por querer vivir el Hoy y el Mañana ya llegará.
Loca por quererte.
...

LOCA!, sí, asi me llaman.


loca, por ser quien soy.


Felicidad

Cuando toque tus níveos brazos,
cuando roce tus dulces labios,
cuando tus caricias recorran las curvas de mi cuerpo,
cuando el corazón salte de mi pecho,
cuando tenga el lujo de descubrir el sabor de tus besos...

Entonces podré decir ciertamente,
que la felicidad me ha visitado.

domingo, 24 de julio de 2011

¿Qué soy para ti?

Para ti soy un simple juguete. Uno de usar y tirar.

"Te necesito" me dices, en realidad es "me ha dejado".

Deberías saber de una vez por todas que no eres el centro, que no todo gira en torno a ti, que los demás también necesitamos de amor y mimos.

Siempre que me lo pides estoy ahí para secarte la lágrima que ni siquiera ha brotado de tus ojos aún. Yo impido que no salga ni una gota salada de esos ojos que tan bien conozco, que a cambio me dediques una sonrisa pícara.

Cuando ya estás bien es hora de tirar el kleenex, es hora de desecharme hasta nueva orden.

Eso soy para ti. A la que llamas cuando estás mal.

miércoles, 20 de julio de 2011

Pensamientos de Él II

No puedo evitar preguntártelo pero con lo preciosa que te has puesto, más aun de lo que ya eras, seguro que has dejado por ahí algún que otro amorío. Voy a dejar de marear la caña, que al final beberé solo espuma, he de preguntárselo. “¿Y el novio en qué lugar del mundo lo has dejado llorando y recogiendo los pedacitos de su pobre corazoncito?”

No entiendo por qué te pones nerviosa. Siempre hubo confianza y no te voy a decir nada malo. Simplemente envidiaré al hombre que haya rozado tus labios. Es una cosa que siempre deseé hacer yo y siempre me faltó valor. Tan valiente para unas cosas y cobarde para otras.

¿Por qué no hablas? Te acercas a mí con esa mirada de niña traviesa que siempre ponías cuando me gastabas alguna broma, pero guardaba algo más que una travesura, este viaje venía con pasión de regalo. Estoy embobado contemplándote esperando tu respuesta… ¿Pero qué? ¿Sí? No puede ser, me terminas de besar y no he podido reaccionar, yo que siempre fui como un lince y más rápido en este viaje me has tomado la delantera.

No puedo evitar mirarte a los ojos y, sin gesticular vocablo alguno, interrogarte. Da igual, no puedo dejarte ir, ahora no. Te abrazo, pero no con la inocencia de dos amigos si no con la dulzura que te merecías. Entonces mis labios confesaron a tu oído: “te llevo esperando todo este tiempo”.

Entonces una chispa que noté cuando te acercaste empezó a brotar en tus ojos con mayor fuerza.

Fue justo entonces cuando apagamos nuestra sed mutuamente con un beso.

[[escrito por PSLG]]


Pensamientos de Él I

Hace mucho que no la veo. No sé si seguirá siendo como un imán para mí. La verdad que la echo de menos, pero supongo que el tiempo pasa y con su sonrisa habrá conquistado a otro hombre.

En todo este tiempo no he podido dejar de mirar sus regalos y nuestras fotos. Espero que no note la melancolía de volverla a ver, no quisiera incomodarla. Ojalá hubiéramos podido llenar más álbumes de recuerdos y estanterías con nuestros regalos: la servilleta del bar donde nos conocimos, las entradas de nuestra primera película juntos, nuestra foto juntos en Berlín...

Simplemente la llamaste para volver a verla y tomar unas cervezas juntos. No te hagas ilusiones, sois viejos amigos y ya está. Controla tus malditas hormonas y no aúlles a una Luna que todavía no ves.

Sera fácil, como siempre, sonreír alguna de tus coletillas graciosas. Sin titubear ni atragantar palabras, que te conozco. O si no sonreír, dos besos y ya está. ¡Joder de verdad! O demasiado gracioso, para no perder costumbre, o demasiado rancio. Improvisaré. Total, siempre que pensé qué decir antes de tiempo nunca salió bien.

¿Quién demonios tiene que venir a donde mi con lo nervioso que estoy a preguntarme la hora? ¡Eres tú! Por dios contrólate, que la vas a romper y sus pies poco más y no tocan suelo. Da gusto sentir tus brazos rodeándome, pensé que te sentaría mal. Bueno, ya suelto ya. ¡Qué sonrisa tan brillante! Y yo con una sonrisa de bobo de alucinar, como si lo viera. Echaba de menos y por lo que veo sigues usando la fragancia tan particular tuya que me gustaba tanto. No sé cómo no intentamos ser lo que realmente debimos ser, supongo que la tontería ya pasó.

Espero no aburrirla con tanta historia de viaje, anécdotas y experiencias. Por tu mirada te veo interesada, así que contaré alguna que otra experiencia graciosa para hacerte reír como siempre te gustaba que hiciera. Y para verte como siempre te recordaré siempre risueña y alegre.

La verdad que desde mi primer viaje al último nunca me he podido olvidar de ti. Conocí mucha gente, pero nunca tuve ningún escarceo amoroso.

Me dedico a escucharte para ver cómo te ha ido la vida. No te hagas la dura conmigo y cuéntame cómo te ha ido. Dándome envidia de cómo disfrutaste de todo tipo de cervezas en Berlín, donde en su día me dijiste que volverías, ya que cuando fuimos fue un vuelo barato de fin de semana y no nos dio tiempo a mucho. Por aquel entonces nuestra economía no nos dio para más que un triste hostal y unas latas del súper. ¡Y lo felices que éramos con poco! ¿Cómo no vas a pasar frío en Moscú, si en pleno invierno siempre creías llevar suficiente abrigo? Y yo siempre haciéndome el tipo duro dejándote mis chaquetas y aguantándome aunque mis pezoncillos estuvieran como chuzos. Es que, quién te manda ir a Londres sin saber su gastronomía, si siempre que salíamos por ahí a conocer pueblos, no sabías qué prepararte si no era un bocadillo de jamón.

[[escrito por PSLG]]




martes, 12 de julio de 2011

En la mañana

Una mañana a tu lado me desperté.

Estaba abrazada a ti
como si todos los días duermiera
con mi cabeza sobre tu pecho
y me adormilara con el compás de tu corazón en mi oído.
Tu brazo se escurria alrededor de mi cintura
con la soltura cotidiana.

Levanté un poco la mirada,
lo más lenta y suavemente que pude.
Tú seguías en tus sueños
cual niño pequeño después de una tarde de juego.
Intenté moverme sin despertarte, sigilosamente.

Fue un intento fallido pues asusté a tu sueño.
Me abrazaste fuerte contra tu pecho
y me besaste.

Me besaste con la dulzura del primer beso
y el temor de que fuera el último que tus labios sintiesen.

domingo, 10 de julio de 2011

Seas quien seas

Siento que este no es mi lugar, que no debería de estar aquí.

Te busco en cada sonrisa con la que mis ojos se cruzan sin encontrarte.
Realmente no sé lo que ansío encontrar.
Tal vez una mirada risueña o quizás una sonrisa tranquilizadora...
Solo sé que busco son hallarte.

Sé que me esperas en algún lugar de este inmenso mundo, siento que en algún punto de su esplendorosa redondez hay alguien que está apostando por mí todas sus fichas.
Seas quien seas, sigue apostando.
Yo hago lo mismo. Apuesto por ti con mis manos, con mis ojos, con mi corazón, con toda mi alma.

No caigas nunca, no te rindas jamás.
Si no nos rendimos, sé que algún día nuestros brazos se podrán enredar y nuestros labios descubrir el sabor mutuo.

Seas quien seas, no mueras, mi amor.

martes, 5 de julio de 2011

Pensamientos de Ella II

Llegó la pregunta esperada “¿Y el novio en qué lugar del mundo lo has dejado llorando y recogiendo los pedacitos de su pobre corazoncito?”

¿Qué quieres que te diga? ¿Que en realidad nunca te olvide?

Respira... Respira... Estas empezando a hiperventilar de nuevo.

Mi respuesta llegó, quizás como él ni quería ni esperaba, pero llegó. Me lo pensé durante unos segundos. Es cierto eso que dicen que las cosas más importantes se hacen sin pensar mucho. Mi instinto animal me decía que por qué no y mi racionalidad, si es que en algún momento no carecí de ella, me instaba a que te dejara marchar como habías venido.

Otra parte de mi mente, aún no se cual, me dio el último empujón para hacer lo que llevaba pensando desde que me llamaste para quedar.

Me acerqué a tus labios deprisa y te besé. Fue el beso más dulce, tierno y atrevido que jamás he dado. Me levanté corriendo, esperando que tus reflejos no fueran tan rápidos como siempre.

Miré hacia donde había posado mis labios, esperando una pregunta, una respuesta, una sonrisa... esperando algo. Los labios siguieron en su sitio, sin moverse tan siquiera un milímetro.

Levanté un poco la mirada hasta que me miraron tus ojos. Ahí estaba la pregunta que había intentado encontrar. Simplemente me preguntabas con esos ojos que siempre tanto me encantaron, esos ojos tan llenos de vida, esos ojos que tanto te reflejan a ti, que por qué ahora.

No sabía la respuesta. No sabía qué contestar o qué esperabas que contestara.

Me agarraste fuerte del brazo y me pegaste velozmente a tu cuerpo. Me miraste de nuevo, ahora tierno y me dijiste al oído: “te llevo esperando todo este tiempo”.

Mi corazón saltó del pecho, se encabritó y no pude doblegarlo.

Se hizo un beso entre nuestros labios. Pero esta vez fue un beso besado por ambos.


Pensamientos de Ella I

Después de todo este tiempo hemos decido quedar. Yo no estoy muy convencida de si después de lo que nos pasó me podré controlar... Al menos lo intentaré.

¿Acaso le debo algo? ¿Tal vez quiera intercambiar los regalos que nos hicimos? Si él quiere los suyos, se los devolveré con pesar, pero si por un momento se le pasa por la cabeza darme los que un día le hice yo... prefiero que los rompa con sus propias manos delante de mí.

Si me devuelve los regalos que yo le hice, será porque jamás fue feliz.

¿Quieres relajarte Señorita Sabelotodo? Solo habéis quedado, no empieces a hiperventilar de forma estúpida. Ya valió de dedillos mentales Doña Penas.
Pero... ¿y si quedamos para eso y yo no me enteré de sus indirectas? Quedaría como una inútil, una estúpida, una imbécil... quedaría... quedaría... quedaría como lo que soy: una buena para nada.

Me miro un segundo en el espejo del ascensor y mi reflejo me devuelve una sonrisa nerviosa y un guiño sin colores, sin sabores... un guiño que no significa nada.
Te veo desde lejos. ¿Corro hacía ti? ¿Grito tu nombre para que me veas? No, voy despacio hasta dónde estás, te tapo los ojos y pregunto lo de siempre... ¿Despertaré algún día de este sueño? ¡Ahora no es siempre! Ahora es ahora y... ¿y por qué estoy tan nerviosa? ¡Joder, que nunca fuimos novios!



Me limito a llegar hasta ti y cuando llego a tu altura te pregunto la hora como cualquier persona en medio de la gran plaza abarrotada, esperando que tú me reconozcas.

Así es, me reconoces. Nos miramos unos segundos y eres tú el que me abraza mientras yo sorprendida no sé qué hacer con mis brazos. ¿Te devuelvo el apretón? Al final abro mis brazos y los poso sobre tu espalda, entusiasmada, y nos separamos de aquel enredo con las caras más sonrientes que jamás haya visto nadie, como dos críos jugando. En realidad jugamos en un tiempo atrás a ser solo amigos, a ser lo que no éramos.

Me contaste tus aventuras por Andalucía. Los vascos que conociste en Sevilla, los alemanes de Huelva, los milagrosos españoles que viste un par de días en Cádiz y que no les entendías por que hablaban “¡andalú serrao, quillo!”... Me contaste todas tus historias. Pero ningún amorío se dejó ver mientras hablabas.

Llegó mi turno. Yo no quería contarte nada, solo quería disfrutar del tiempo perdido. Insististe, como haces siempre, y lograste que te contara mis desvaríos por el mundo. El sabor de todas las clases de cerveza rodando por mi garganta en Berlín, los cuatro pares de calcetines “¡y de los gordos!” con los que me tuve que equipar en Moscú, el hambre que pasé el verano sin embutido en Londres...

Me miraste de soslayo mientras dabas vueltas a la caña que habíamos pedido en el bar de siempre.


lunes, 4 de julio de 2011

Todo empezó el día de su muerte II

Cuando llegamos, yo entré con una sonrisa de oreja a oreja con Phoebe en la mano, realmente casi era más grande la Gibson que yo. Mi padre me vio medio arrastrándola con una de sus cuerdas vocales rota; por aquel entonces yo pensaba en Phoebe como un objeto, la cosa que les dices a tus amigos “no lo toques que es de mi papá” y echó una carcajada por aquella escena.

Fue entonces cuando, después de ponerle una cuerda nueva me enseñó cómo se tocaba... cómo se tocaba para que sonase bien. Fueron tan solo tres días. Lo último que me dijo mi padre fue: “cuida de Phoebe”. Al día siguiente mi padre murió.

Desde aquel día intenté ser cómo él pues superarlo estaba (y está) fuera de mi alcance.

Ahora tengo veinticuatro años, gano dinero con cada de los conciertos de mi grupo para comprar no solo diez, sino veinte guitarras nuevas, pero sigo con la vieja Gibson de mi padre, con su adorada Phoebe.

En cada concierto siento cómo mi padre me ayuda a deslizar los dedos y hacer que Phoebe ría con las cosquillas que yo le hago. Es una sensación fantasmal.

sábado, 2 de julio de 2011

Todo empezó el día de su muerte I

Todo empezó el día de su muerte. Me llamo Victoria y desde que tengo uso de conciencia he seguido (debería decir, intentado seguir) los pasos del mejor músico que he conocido nunca: mi padre. “Pero es el mejor para ti porque es tu padre”, diréis. Bueno, probablemente sea cierto, pero aún así no le quitéis mérito.

Como decía, todo empezó el día de su muerte; pero empecemos por el verdadero principio. Mi padre era alto, moreno, tenía un buen trabajo y ganaba el doble de lo que trabajaba... ¡Está bien! ¡No me miréis con esa cara! En realidad cuando mis padres se iniciaron la fase “chico conoce chica + chica pasa de chico + chico tiene que conquistar chica” eran bastante simples.

Mi padre trabajaba en la mina y su pelo era negro como el carbón con el que trabajaba, era el más bajo de sus compañeros, le pagaban menos de lo que trabajaba (en aquel entonces ni siquiera le pagaban pues había una gran crisis en su empresa) y sus manos, lejos de ser suaves y limpias, eran grandes ásperas y llenas de carbón.

Mi madre, aún no sé cómo, se enamoró de él, totalmente contrario en todo. Mis abuelos eran adinerados y querían que su hija se casara con alguien de bien.

Después de finalmente poder estar juntos, mi padre consiguió el dinero para comprarse una Gibson. Tocaba como ninguno. Deslizaba los dedos sobre la barriga de la guitarra haciéndole cosquillas e incluso hablaba con ella estando solos en un rincón. Parecía que ella, Phoebe, la Gibson, su guitarra, le susurrara las letras de sus canciones de amor a mi madre.

Con el tiempo aparecí yo y conmigo los problemas. Mi madre se quejaba de que mi padre no ayudaba en casa, mi padre de que el dinero no llegaba y poco después dejaron de hablarse. Solo se intercambiaban un “buenas noches” y un “ya estoy en casa”.

Mi décimo cumpleaños fue lo peor de todo. Estaba soplando las velas cuando llamaron del trabajo. Mi padre había tenido un fuerte dolor en el pecho y se había desmayado.

Yo creía que a mi madre ya no le importaba, pero vi en sus ojos cómo se le caía el mundo encima. Me dijo que papá estaba muy mal y que había que arreglarle de alguna forma. Pensé en Phoebe, obvio, y fuimos al hospital.

domingo, 26 de junio de 2011

No te vayas

Desperté y estabas feliz, mirándome, a mi lado.
Me acariciabas la cara, tus ojos brillaban...
¿Realmente estabas allí?¿Realmente me querías?
Pareciste leer mi mente y te acercaste más a mí.
Me besaste y me lo dijiste.
Esas palabras que ahora todo el mundo usa y van careciendo de significado.
Las repetiste, como queriendo decirme que eso no era un sueño,
que realmente existías, que realmente era la dueña de tu corazón,
que me lo entregaste con gusto hace ya mucho tiempo.
Te abracé, como queriendo verificar que era cierto que estabas allí,
que me querías.
No sé si realmente es un sueño o es realidad.
Si es un sueño, no quiero despertar
y si es realidad que dure para siempre.
No sé si realmente te querré eternamente
pero quiero disfrutarlo cuanto dure,
quiero disfrutar de la vida.
De la vida, si me lo permites, junto a tí.
Que esas palabras que todo el mundo usa ya tienen significado para mí
... si salen de tus labios
... si tú las escribes
Que quiero decirte esas dos palabras y que hagan el mismo efecto en tí.
Que sepas que yo también soy real y que estaré allí.
Que si tengo que esperar, esperaré.
Que si tengo que ir por tí, iré.
Pero si tú no estás para recibirme...
...moriré