jueves, 24 de octubre de 2013

Desde otra perspectiva

   Sentado ves la lluvia. Esperas que cada segundo pase. Como siempre. No tienes nada que hacer o eso empeñas en decirte.
   Debes levantarte cada mañana para, según tú, no hacer nada. Solo ves la vida pasar.
   Esto es tu vida para ti:

Vives en un piso compartido, todas las mañanas eres el primero el levantarte e irte a trabajar.
Bajas las escaleras, pasas por la calle y llegas a la oficina.
Para volver a casa haces el mismo recorrido y de nuevo en casa haces "cosas insustanciales."

   Pero... déjame que te muestre tu vida desde otra perspectiva.

   Vives en un piso compartido y, cada mañana antes de dejar la casa, picas en la puerta de la habitación de tu compañero. Y esperas que suelte un pequeño bufido de despertar. 
   Cierras la puerta del piso tras tu espalda y de cara, te encuentras a la pequeña vecina que cuidas, que ya va al colegio. Hacéis el "saludo secreto" que os inventasteis un día de lluvia, dejándola con una sonrisa de oreja a oreja.
   Bajando las escaleras te pones los cascos y la música a todo volumen.
   Ya en la calle, te das de bruces con un hombre, al que se le caen todos los papeles. Te grita de manera descontrolada. Solo entiendes algo de juventud, algo de mala educación y frases que solo los abuelos dicen.    Le ayudas a recoger, pero él te aparta. Te encoges de hombros y sigues tu camino.
   Coges el bus y saludas con una sonrisa al conductor, que te la devuelve y te dice por gestos que tu música es buena.
   Sales pitando del bus y te tropiezas con una niña, que pierde el equilibrio y cae. Su madre te grita palabras que incluso desconocías.

   Y esto es solamente una parte de tu día.
   Las cosas que haces o no haces alegran o enfadan a la gente de tu alrededor.

Estás aquí por algo. Por alguna razón.

Solamente tienes que mirar... desde otra perspectiva.