sábado, 16 de marzo de 2013

Enseñanzas.

La vida intentó enseñarme y yo aprendí como buenamente pude.

Con doce años aprendí que los compañeros te los dan y los amigos los escoges.
Con catorce: que los enfados bobos no hay que seguirlos y que por ellos puedes perder a alguien. Aunque después se siga quedando, la confianza nunca será la misma.
Con quince: que las amigas de tu hermana llegarán a ser tus mejores amigas.
Con dieciséis: que si tienes que "perder" un año de estudios por ganarlo en la vida, nunca te arrepentirás.
Con diecisiete: que no eras tú la que no encajaba, eran los demás los que no encajaban contigo, pues con otros compañeros sí que encajabas.
Con dieciocho, que las apariencias engañan. Que los amigos de alguien no condicionan a ese alguien.
Con diecinueve: que pueden salir amigos de debajo de las piedras.

Y los veinte... ¡ay, los veinte! Los veinte me han enseñado más de lo que hubiera querido aprender. Muchas cosas buenas y otras tantas malas.

Con los veinte aprendí que un conocido puede llegar a ser tu mejor amigo;
que puedes pasártelo genial en cualquier lugar, solo importa quién esté contigo;
que no hay que preocuparse de lo que opinen los demás;
que hay mucha gente con mucho tiempo ocioso y no sabe en qué invertirlo;
que los amigos los sigo escogiendo yo, sí, pero que a veces me equivoco;
que no importa la edad para la amistad;
que si no quieres oír lo que pienso, no hables conmigo;
que a veces se llora sin razón;
que los amigos de verdad te quieren como eres, con todos tus defectos y tus pocas virtudes;
que el que está solo cuando le conviene, de amigo no tiene nada;
que el que cree alguna mentira que han dicho de ti, no te conoce ni la mitad de lo que creías;
que con ganas y esfuerzo puedes conseguir lo que quieras;
que los años sabáticos no son buenos para el cuerpo y la mente;
que con tan solo conocerse de un par de meses, sabes que tendrás una amistad para siempre;
que la confianza tan rápido como la ganas, la pierdes;
que puedes sufrir por idioteces pero siempre habrá alguien ahí para abrazarte;
que con los amigos se puede disfrutar del silencio (conmigo más bien no :P);
que debes ser tú misma y a quien no le guste... ¡que gire la cabeza!

He perdido a gente que creía importante. La gente que creía importante me ha perdido.

Sé que en muchas ocasiones tropezaré de nuevo, sé que volveré a hacerme daño. Pero también sé que siempre tendré a alguien a mi lado, si no a ayudarme a levantar... 
al menos a reírnos juntos de la caída ;)




[ Espero que el día que cumpla veintidós pueda seguir a vuestro lado y seguir disfrutando de las cosas buenas de la vida. ]

domingo, 3 de marzo de 2013

Rocky Balboa a su hijo.

No te lo vas a creer, pero cabías en la palma de mi mano. Te levantaba y le decía a tu madre: "este va a ser el mejor chico del mundo, este chico va a ser mejor que lo que nadie se imagina".
Y fuiste creciendo, cada vez más estupendo. Era fantástico poder observarte, un privilegio.
Y cuando te llegó el momento de hacer tu nombre y afrontar el mundo, ¡lo hiciste!. Pero en algún momento del trayecto cambiaste. Dejaste de ser tú. Permitiste que te señalaran y que te dijeran que no sirves. Y cuando empeoró todo buscaste a quién echarle la culpa, a una sombra alargada.

Voy a decirte algo que tú ya sabes: el mundo no es todo alegría y color, es un lugar terrible y por muy duro que seas es capaz de arrodillarte o tenerte sometido permanentemente si no se lo impides. Ni tú, ni yo, ni nadie golpea más fuerte que la vida. Pero no importa lo fuerte que golpeas, sino lo fuerte que pueden golpearte. Y lo aguantas mientras avanzas, hay que soportar sin dejar de avanzar. ¡Así es como se gana!

Si tú sabes lo que vales, ve y consigue lo que mereces; pero tendrás que soportar los golpes. Y no puedes estar diciendo que no estás donde querías llegar por culpa de él, de ella... ¡ni de nadie! Eso lo hacen los cobardes y ¡tú no lo eres!

¡Tú eres capaz de todo!

Yo te querré en cualquier situación. Pase lo que pase. Eres mi hijo y llevas mi sangre.
Tú eres lo mejor de mi vida.

Pero hasta que no empieces a creer en ti mismo, no tendrás tu vida propia.