lunes, 4 de febrero de 2013

El mejor regalo de Navidad II

    Una voz angelical dentro de mí decía: “una promesa es para cumplirla”. Otra voz, seguramente el personajillo de color rojo y alas de murciélago, me repetía: “llevas tres navidades con el mismo paquete... ¡me estoy aburriendo de verlo!”.


    Aún no sé por qué, le hice caso al murciélago.

    Me temblaban las manos. ¿Debía hacerlo? ¡Venga, eso ya lo has discutido! Cogí una esquina del papel y antes de que pudiera arrepentirme o que me saltara el corazón del pecho, lo que primero ocurriese, tiré bruscamente de ella y vi un mundo lleno de color y... Y sólo había una caja de cartón marrón.

    La desilusión que tenía no se podía comparar con absolutamente nada. ¿Había esperado tanto para una caja de cartón? No podía ser, no quería creérmelo.

    Entre todo el desorden mental, mi madre me llamó desde abajo para que desayunara. ¿Acaso creía que era la hora perfecta para desayunar? “¡No tengo hambre!”, le grité entre enfadada y confundida.

     Me levanté y empecé a  dar vueltas alrededor de la caja. Era una caja normal, no tenía nada de original, especial o difer... ¡una nota!

     Me tiré a la cama y la caja voló a mis manos. Leí el mensaje rápido y sin entender nada. Lo leí de nuevo, esta vez despacio. Era más bien un garabato escrito en el último segundo: “Sabía que no te aguantarías”. ¡Se estaba burlando de mí!

     Me arrepentí de haberle quitado el papel al paquete pero... ahora ya no importaba, ya estaba abierto y se había reído de mi persona de una manera muy poco sutil.

     Quité el celo a la caja casi con uñas y dientes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Dejar un comentario me alegra el día ;)

Gracias por comentar ^^